Juan Sebastián Califa y Mariano Millán, Resistencia, rebelión y contrarrevolución, Buenos Aires, Edhasa, 2023, 255 pgs.
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Resistencia, rebelión y contrarrevolución de Juan Califa y Mariano Millán aborda el derrotero del movimiento estudiantil de la Universidad de Buenos Aires en la década ubicada entre el golpe de Estado de 1966 y los días previos a la dictadura iniciada diez años después. Los autores, ambos sociólogos e investigadores del Conicet, ya con anterioridad a la edición de este libro eran una referencia necesaria a la hora de acercarse a la problemática del movimiento estudiantil desde los años 40 hasta los prolegómenos del golpe de 1976. En razón de ello, la investigación posee la doble virtud de, por un lado, sistematizar resultados parciales previamente difundidos bajo el formato de artículos en revistas académicas o capítulos en libros colectivos y, por el otro, imbricar los respectivos aportes de autores que, abocados a un mismo sujeto, ahondaron en sus especificidades en momentos históricos disímiles. Este trabajo entonces sintetiza y reordena años de investigación, siendo su resultado una fuente de consulta para quienes aspiren a profundizar nuevos tópicos alrededor de las luchas estudiantiles.
El libro se estructura en seis capítulos que organizan un relato descriptivo a partir de un criterio de índole cronológico en el que los autores encuentran a lo largo de la década analizada seis respectivas subetapas con sus consecuentes rasgos y problemáticas particulares. Entre las acciones de resistencia a la autodenominada Revolución Argentina y la ofensiva estatal y paramilitar experimentada por el alumnado en el marco del tercer gobierno peronista, se presenta un detallado recorrido en el que se suceden virajes, etapas y acontecimientos de importancia para la comprensión del estudiantado y del mundo universitario.
La investigación posee dos aspectos de fortaleza principales. En primer lugar, una característica es la primacía otorgada a un tipo de construcción narrativa que otorga centralidad a las herramientas cuantitativas y estadísticas. El análisis del movimiento estudiantil a través de una reconstrucción de los hechos realizada de un modo sistemático y minucioso, tanto en la descripción del período como en los cuadros estadísticos anexos, dan cuenta de un relevamiento empírico de magnitud. En este aspecto, la indagación es directamente subsidiaria de los aportes de Pablo Bonavena, pionero en la confección de bases de datos en torno a la conflictividad estudiantil de este período mediante el estudio de diarios nacionales y regionales. Pero, de modo más general, es factible también identificar en este trabajo una herencia de aquellos aportes sobre la conflictividad setentista que ponderaron la cuantificación y tipificación de determinadas acciones directas como eje central para el análisis de la lucha de clases y cuya referencia fue el Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO).
Este minucioso trabajo empírico se convierte en el motor de la elaboración. Ello, no obstante, conlleva una tendencia a transformar ese mismo conjunto de datos obtenidos en el recurso central a la hora de explicitar las diversas hipótesis y argumentaciones lo que, en ocasiones, da como resultado la enumeración de conclusiones que se validan apoyándose prioritariamente en una sucesión de hechos sociales (las más de las veces acciones directas del estudiantado) presentados conjuntamente con la pretensión de dar cuenta no de acontecimientos individuales sino del proceso histórico en general. Esa perspectiva acaba materializando en la construcción de hipótesis que se sostienen centralmente sobre la base de la praxis de los sujetos por sobre otras variables de análisis posibles. Por ejemplo, el relevo de alrededor de 2.500 acciones llevadas a cabo por el movimiento estudiantil es un aporte de enorme valor, también factible de profundizar mediante el entrecruzamiento con insumos como, por ejemplo, el campo de las subjetividades. Aquí radica una de las agendas que habilita este libro.
En segundo orden, siendo el eje articulador del trabajo el movimiento estudiantil, un aspecto fundamental del trabajo recae en el análisis de este sujeto no como un actor restringido al mero activismo universitario sino también en permanente diálogo, retroalimentación y complemento con el campo de las organizaciones políticas que, a la vez, pesaron y se nutrieron de este. En este escenario, toman centralidad las corrientes subsidiarias del amplio campo de la izquierda tales como el preponderante MOR (animado por el Partido Comunista), su desprendimiento el FAUDI (producto de la ruptura del denominado Partido Comunista Revolucionario), organizaciones con menor injerencia como las trotskistas TAREA (ligada al PRT-La Verdad) y la TERS (vinculada a Política Obrera) o la agrupación maoísta TUPAC (dirigida por Vanguardia Comunista). No obstante, el libro no se restringe a estas expresiones sino que incorpora el devenir de las vertientes universitarias del radicalismo (Franja Morada) y del peronismo, tanto en sus variables referenciadas en la llamada izquierda peronista (como la JUP) como de aquellas entidades juveniles que formaron parte de la reacción y represión a las primeras en el marco del “enemigo interno” y la lógica de “depuración” que experimentó esta corriente en los años 70.
Más allá de incorporar cómo las diversas expresiones políticas analizaron y se posicionaron ante las distintas etapas de este período histórico, esta perspectiva de diálogo entre el sujeto estudiantil y un abultado número de organizaciones insertas en este permite a los autores desplegar hipótesis y conclusiones de interés. De estas, la idea nodal que atraviesa el trabajo recae en discutir aquellas visiones que analizaron la existencia de un proceso de peronización del estudiantado en los años 70 como un rasgo simultáneo a la radicalización político-ideológica de este actor. Los autores esgrimen esta hipótesis desarrollando las múltiples acciones de lucha llevadas a cabo por expresiones organizativas ajenas al ideario peronista pero, a su vez, describiendo el ascenso de la injerencia del peronismo en la universidad no como el correlato de la radicalización estudiantil sino más bien como un producto de la institucionalización y el acceso de sus representantes a la esfera gubernamental una vez retornado este movimiento al gobierno. Así, en definitiva, fue el crecimiento de las izquierdas lo que impactó al interior del peronismo en mayor medida que el desarrollo de una radicalización anclada a la peronización de los estudiantes.
En otro orden, para los autores, esta hipótesis es también pertinente para relativizar en torno a la difundida categoría de Nueva Izquierda, dado que, de acuerdo a ciertas miradas historiográficas, los fenómenos de radicalización y la hipotética peronización estudiantil fueron atribuidos a la emergencia de una izquierda de nuevo tipo. La discusión alrededor de esa peronización y, a su vez, la demostración empírica sobre la continuidad y el protagonismo de una izquierda “tradicional” dentro del activismo estudiantil (como la expresión reformista sostenida por el comunismo) son aseveraciones que, aunque embrionariamente planteadas, posibilitan la profundización del debate conceptual sobre nomenclaturas dicotómicas que escinden a la izquierda setentista.
Por último, subyace de la lectura la necesidad de una mayor profundización alrededor de la insinuación que sostiene que, más allá de la represión previa, una de las causantes de la debilidad del movimiento estudiantil en los prolegómenos del golpe de Estado de 1976 recae en el incentivo a la proletarización de los activistas por parte de las estructuras políticas en las que estos se desempeñaban. Cuánto y cómo pesó el reclutamiento para el activismo fabril (o bien, para un accionar de tipo clandestino) y en qué medida los compromisos partidarios redundaron en un debilitamiento de la militancia en los ámbitos de estudio son interrogantes que precisan aún de futuras indagaciones más allá de las esbozadas.
Estas observaciones, lejos de invalidar el aporte que conlleva la aparición del trabajo, dan cuenta en realidad de una agenda plausible de ser profundizada mediante tópicos menos explorados que atañen al estudiantado como actor en el marco de una perspectiva historiográfica que, considerándolo una categoría social específica, aspire a reflexionar sobre su devenir en diálogo con la historia política, las entidades partidarias, la intelectualidad y otro cúmulo de sujetos e intereses posibles de articular.