Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, nº 23
septiembre 2023 - febrero 2024
ISSN 2313-9749
Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas

Presentación del dossier


Nadia Ledesma Prietto
ORCID: 0000-0003-1112-7210  

Universidad Nacional de La Plata / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

Cita recomendada: Ledesma Prietto, N. (2023). Presentación del Dossier. Archivos De Historia Del Movimiento Obrero Y La Izquierda, (23), 11-15. https://doi.org/10.46688/ahmoi.n23.420

En las últimas décadas, las investigaciones históricas sobre el anarquismo se han multiplicado, como así también las redes y espacios de intercambio académicos y/o activistas. En Argentina, particularmente, esta revitalización tiene como antecedentes distintos aportes que, a lo largo del siglo XX, fueron consolidando un campo de estudio abocado a la indagación del desarrollo del movimiento anarquista en sus distintas dimensiones.

En las primeras décadas, los trabajos sobre el anarquismo provinieron de militantes anarquistas que se preocuparon por difundir una lectura que la historia liberal omitía o tergiversaba. Aquellos acercamientos configuraron límites espaciales, temporales y de perspectiva para analizar el anarquismo local que se mantuvieron en las décadas siguientes, incluso en las pesquisas profesionales.

Así, en los años 70, los primeros trabajos académicos se concentraron en la relación anarquismo-movimiento obrero desde fines del siglo XIX hasta la primera década del siglo XX en los centros urbanos, Buenos Aires principalmente, siendo la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) la protagonista. La hegemonía de la perspectiva historiográfica de la escuela de los Annales en las universidades así como las corrientes marxistas influenciaron esta mirada con sus preocupaciones por las condiciones materiales y sociales. Asimismo, ya a mediados de los 60, pero con fuerza en la década siguiente, trabajos militantes aportaron a la memoria del movimiento por medio de abordajes biográficos de compañerxs y, también, la publicación de autobiografías.

Más tarde, luego de la transición democrática, nuevas perspectivas vinculadas a la historia sociocultural y los estudios de género y feministas promovieron una inflexión interpretativa al enfocarse en otros tópicos que, hasta ese momento, no habían sido analizados o habían sido abordados de manera tangencial. Este impulso se reflejó en las producciones académicas, en la conformación de grupos de investigación y en la organización de jornadas que, a partir del nuevo milenio, se multiplicaron. De este modo, hubo acercamientos a la dimensión cultural del movimiento no ya como un anexo o capítulo aparte, sino desde una mirada integral.

Las mujeres anarquistas cobraron protagonismo al focalizarse en su accionar en la prensa y, particularmente, al examinar temas vinculados a la sexualidad, las emociones, los vínculos, el trabajo femenino y la domesticidad. Sin embargo, los límites temporales y espaciales demoraron más tiempo en ampliarse y las investigaciones históricas siguieron concentradas en el período que comprende la mayor presencia del anarquismo local en el movimiento obrero y, por ende, los grandes centros urbanos siguieron siendo los espacios geográficos que prevalecieron en los estudios.

En el siglo XXI, surgieron investigaciones académicas que, continuando con la pluralidad temática, además, comenzaron a aportar nuevas escalas de análisis, nuevas periodizaciones y enfoques. A la multiplicación de trabajos y encuentros se le sumó la disponibilidad de archivos, primero y en su mayoría, sostenidos por militantes y, luego y parcialmente, por instituciones. Así, se pudo acceder a materiales digitalizados y accesibles en la web facilitando el trabajo sobre distintos periódicos y revistas anarquistas. Ello favoreció la tarea de quienes no podían trasladarse hasta los reservorios ubicados en Países Bajos, Suiza, España, por ejemplo. Esta mayor disponibilidad tal vez explique el aumento de estudios sobre el tema. En todo caso, son variables que se retroalimentan y ninguna puede pensarse como consecuencia de otra, en una lógica causa-efecto.

Analizar otros tópicos que no tuvieran como eje el conflicto capital-trabajo y la organización sindical, también se dio en el espacio militante. Con ello, distintos debates permearon en la academia o, en todo caso, lxs jóvenes que comenzaron a estudiar en la universidad y/o a participar en espacios anarquistas durante la crisis con la que iniciamos los 2000 fueron marcados por esa experiencia que influyó sobre sus intereses temáticos. Así, comenzaron a indagarse temas como la contracultura, la autogestión, la organización por fuera del Estado, las experiencias comunitarias, las bibliotecas y proyectos editoriales, la libertad sexual, la salud y el cuerpo, el naturismo, la ecología, las trabajadoras anarquistas, entre otros tópicos.

De las coordenadas espacio-tiempo, la primera que mostró cambios en las distintas elaboraciones históricas fue la temporal. Desde los años 90 se venía marcando esta necesidad, pero no fue hasta la década de 2010 que se incrementó el número de investigaciones que sobrepasaron los límites 1910-1930 en la indagación del anarquismo local. La mayoría de los estudios se concentraron en las siguientes dos décadas y, en menor medida, se avanzó en el período que va desde los años 60 hasta la historia reciente. En conjunto, lograron correr los márgenes y establecer nuevas periodizaciones.

La expansión de la coordenada espacial-territorial está aún en proceso de reformulación. Si bien varias investigaciones académicas y militantes abordan el anarquismo en las provincias –especialmente, en las de Tucumán, Salta, San Juan, Santiago del Estero, Santa Fe, Chaco, Santa Cruz y Río Negro–, aún queda pendiente el desafío de sortear las fronteras de la organización estatal del territorio (sea nacional, provincial o municipal) y priorizar la organización del espacio en función del despliegue del movimiento y los problemas a indagar. Esta cuestión está presente en la mayoría de los abordajes académicos que todavía se ajustan a los parámetros impuestos por la disciplina histórica que responde a la matriz estatal.

De igual modo, el nacionalismo historiográfico obtura un acercamiento que vaya más allá de los límites de los estados y tiene dificultades para pensar los problemas desde una mirada transnacional superadora de la idea de grupos en distintos países que se interconectan entre sí. Sin embargo, en los últimos años, surgieron enriquecedores trabajos que, inspirados por lo que dio en llamarse el “giro transnacional”, avanzaron en el estudio de distintas escalas de análisis, lo que a su vez colaboró en la indagación de nuevas fuentes de archivo: policiales, consulares, correspondencias. Desde los abordajes militantes, esta cuestión no es tan marcada: desde los años 90 encontramos trabajos que abarcan América Latina como una región más que como un agregado de naciones, pero, todavía, no es lo que abunda.

Otra cuestión que necesita mayor problematización es el análisis de las ideas y prácticas anarquistas como si fueran excepcionales, sin tener en cuenta los horizontes de sentido en los que se desarrollan, mostrando las particularidades y también lo que tienen en común con otras perspectivas, es decir, analizarlo de manera relacional.

Algunos tópicos –como la disidencia sexual– o algunas perspectivas de análisis –como la de género– aún requieren mayor espacio, no sólo entre los trabajos sobre la dimensión sociocultural, que es hasta el momento la más profusa, sino, y sería lo más enriquecedor, en los que avanzan sobre la perspectiva obrerista.

En suma, en la última década, los estudios académicos y militantes sobre el anarquismo desde una perspectiva histórica han realizado novedosos aportes que ofrecen una mirada más amplia y heterogénea que complejiza las interpretaciones y ahondan en conflictos, debates y contradicciones del movimiento que no habían sido abordados.

Por ejemplo, el enfoque transnacional-decolonial y la perspectiva de género y sexualidades en esta parte del globo coadyuvaron –y lo siguen haciendo– a construir miradas situadas e imbricadas sobre las ideas y prácticas libertarias. Éstas conllevan nuevas preguntas y producen debates enriquecedores cuyos aportes desbordan el campo historiográfico.

El dossier “Notas sobre salud, cuerpo y sexualidad en el movimiento anarquista transnacional” se propone contribuir en esta línea.1

Quienes participamos del dossier somos parte de una generación de jóvenes investigadorxs que crecieron en los conflictivos años 90, que iniciamos nuestras formaciones académicas en los años 2000, y que también nos acercamos a espacios vinculados al anarquismo en ese momento. En nuestros itinerarios, el conocimiento sobre el anarquismo no se produjo en la academia, sino por medio de prácticas y circulación por espacios “under”, por la lectura de fanzines, revistas y libros, por la escucha de bandas y la asistencia a recitales que sustentaron nuestras intervenciones contraculturales de transformación social.

Ese conocimiento lo llevamos a nuestras prácticas profesionales en las que nos interesamos por problemas vinculados al anarquismo. A partir de distintos encuentros y proyectos en común, compartimos miradas e intereses por tópicos poco abordados pero que, en el último tiempo, comenzaron a expandirse.

Así, este dossier se conforma por tres trabajos, uno en coautoría, que analizan el anarquismo y las políticas públicas, el naturismo y los vínculos sexo-afectivos.

El artículo de Sebastián Stavisky, “«Defendería la pureza de mi sangre con un Colt». Discrepancias sobre la vacuna en el anarquismo rioplatense”, nos acerca un debate que resuena en otros que se dieron recientemente durante la pandemia de COVID-19. Los aportes de este trabajo son varios. Por un lado, avanza en una mirada transnacional y, a la vez, comparativa, ubicada en las primeras décadas del siglo XX. El espacio es el Río de la Plata con su centro en Buenos Aires y Montevideo, e incluye un contrapunto con la experiencia de Brasil a través del análisis de la prensa. Por otro lado, la mirada comparativa permite focalizar en las controversias y consensos a un lado y otro del río respecto de la obligatoriedad y la intervención sobre los cuerpos, y pone en evidencia cómo los distintos contextos condicionaron las reacciones de lxs libertarixs. Por último, avanza en las alianzas estratégicas con otros movimientos, como el naturista, para enfrentarse a las políticas públicas.

La imbricación entre anarquismo y naturismo está también presente en el artículo de Eduardo Godoy Sepúlveda y Diego Mellado Gómez, “La medicina natural contra el Estado sanitario: redes e intersecciones entre los movimientos anarquistas y naturistas en Chile (1920-1940)”. En este trabajo, los autores se enfocan en las convergencias y divergencias entre el anarquismo y el naturismo en Chile, particularmente, pero teniendo en cuenta las redes, influencias y conexiones transnacionales. Desde una perspectiva relacional y para comprender los puntos de encuentro y desencuentro, sitúan las posiciones en relación con la medicina oficial y las políticas sanitarias del país. Asimismo, por medio del análisis de revistas, evidencian las particularidades de las ideas y prácticas del naturismo libertario respecto de la doctrina naturista canónica.

Por último, “Contra los celos. Una mirada anarquista en clave transnacional”, de mi autoría, se focaliza en las redes y conexiones de sujetos y proyectos editoriales en torno a un tópico particular: el problema de los celos en el movimiento anarquista. El análisis de las intertextualidades entre referentes del anarquismo evidencia la circulación de ideas respecto de los celos y, en particular, cómo la crítica al monopolio sexual estuvo vinculada a la lucha contra el Estado y el capital.

En conjunto, estas aproximaciones intentan contribuir a ampliar ciertos márgenes, establecer redes y acercar investigaciones sobre tópicos que, al menos en la región, necesitan mayor indagación.

Por último, como nuestro quehacer histórico implica un compromiso con las luchas del presente, es necesaria una reflexión sobre el momento actual. En circunstancias en las cuales se apropia y tergiversa la identificación libertaria con la libertariana/liberal, y cuando la derecha ultraliberal pretende avanzar sobre derechos establecidos, con los peligros que tales ideas tienen para la existencia misma, se hace urgente actuar. Como historiadorxs, con nuestras pesquisas, además de buscar explicaciones en el pasado de cómo llegamos hasta aquí, también podemos buscar y ofrecer alternativas, estrategias de resistencia y organización colectiva que, sin nostalgia ni melancolía, sean vitales para un presente y futuro más optimista.


1. La versión final de esta presentación se enriqueció con los aportes y comentarios de los autores del dossier.